El 11 de febrero de 2020 el mundo conoció a Fátima una niña de 7 años que vivió en la ciudad de México.
Fátima salió de la escuela primaria a la que asistía pero como ningún familiar llegó a recogerla se quedó afuera de la escuela. Una mujer a la que conocía llegó por ella y la niña se fue tomada de su mano y nadie volvió a verla. Lo cierto es que a Fátima le falló su familia, la escuela, la comunidad y el Estado e incluso la tecnología ya que su búsqueda comenzó muy tarde.
La noticia de su desaparición tomó mucha fuerza en las redes sociodigitales, decenas de colectivas feministas, organizaciones civiles de infancias, y cientos de personas llamaron a su búsqueda, la Fiscalía General de la ciudad de México emitió la Alerta Ámber que es el mecanismo de búsqueda inmediato que como el sitio institucional del Gobierno de México explica es “herramienta eficaz de difusión, que ayuda a la pronta localización y recuperación de niñas, niños y adolescentes que se encuentren en riesgo inminente de sufrir daño grave por motivo de no localización o cualquier circunstancia donde se presuma la comisión de algún delito ocurrido en territorio nacional. Es independiente de la denuncia o proceso penal que inicien las autoridades competentes.”
A partir de su desaparición hubo muchas omisiones del Estado, además de emprender su búsqueda varias horas después de que la niña se fue de la escuela, en ésta nadie ni docentes, ni madres o padres de familia ni compañeras/os pudieron decir cómo se había ido la niña o con quién.
Las cámaras instaladas en la Ciudad de México mediante el Sistema C5 no funcionaban en su totalidad por lo que no se logró hacer un seguimiento de su trayecto salvo en un par de cámaras que no permitieron identificar el sitio a donde la mujer se la llevó.
Su búsqueda culminó el 15 de febrero, 4 días después en que una familiar del secuestrador informó el sitio donde estaba la niña, pero fue muy tarde. Su cuerpo apareció sin vida en un lote baldío. Ella fue víctima de violencia de género. Desde aquel momento el feminicida y su cómplice permanecen en un Centro de Reinserción Social.
Las colectivas feministas clamaron por justicia, organizaciones de protección de derechos de infancias y el propio sistema de Protección de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes SIPINNA Federal se pronunciaron por fortalecer un sistema de protección integral para niñas y niños en las escuelas.
El legado de Fátima
Derivado del secuestro y posterior feminicidio de Fátima, y ante los reclamos de una sociedad en la que los feminicidios cada día se incrementan, las instituciones de la ciudad de México tomaron las medidas para establecer un sistema integral de protección infantil en la Ciudad de México.
Una de las falencias que quedó en evidencia fue la falta de mecanismos de protección para niñas y niños en el momento en que salen de la escuela ya que salvo en el caso de niñas y niños de kinder y escuelas privadas, no se contaba con mecanismos institucionales para proteger a niñas y niños en una situación de alto riesgo ya que no se encuentran salvaguardados ni por la escuela ni por madres o padres o personas de confianza quienes no siempre se encuentran esperándoles a su salida de clases.
De ahí que la Autoridad Educativa Federal en la ciudad de México incorporó en su Guía Operativa un Protocolo de Salida de las Escuelas públicas y privadas a efecto de asegurar que ninguna niña o niño se quede desprotegido en la calle sin el resguardo de una persona autorizada para asistir por el o ella. La Secretaría de Educación Pública exhortó a las Secretarías de Educación Estatales a diseñar sus propios protocolos ya que hasta ese momento únicamente Zacatecas contaba con un protocolo de salida de escuelas.
El sistema C5 instaló frente a todas las escuelas de la ciudad cámaras y botones de pánico para que sean utilizados por niñas o niños que se sientan inseguros, además de implementar una campaña para explicar su funcionamiento y la responsabilidad que tienen de cuidarlos y no jugar con ellos. En coordinación con la Autoridad Educativa Federal difundieron esta campaña en todos los planteles de la ciudad.
Fátima fue una niña que no debió morir, a quienes teníamos la obligación como estado y sociedad de cuidar y pese a que no fue así, hoy día personas que tuvimos la oportunidad de conocer su caso la recordamos y honramos su vida recordando que por ella hoy niñas y niños de la ciudad de México cuentan con una protección más efectiva al salir de sus escuelas.